Espacio de divulgación académico-científica en el área de Educación Superior dirigido por Dr. Fernando Pablo Nápoli
Es sábado, me debato entre pensamientos bien disimiles, por una parte intento administrar el tiempo sobrecargado de obligaciones académicas y unos instantes de vida cotidiana.
El carbón esta simétricamente dispuesto en la parrilla, la carne condimentada, el vino oxigenándose, solo falta encender el fuego y comenzar a trabajar para complacer con agrado a los comensales que esperan.
Aunque parezca burdo, estoy solo, emprendiendo la tarea de proveer a quienes esperan un buen asado. Me pregunto nuevamente si me alcanzara el tiempo en este fin de semana para cumplir con el cúmulo abigarrado de actividades a cumplir en las tareas académicas pendientes. La respuesta fue compleja (aunque parezca mentira en este contexto), pienso mientras prendo el fuego en el proyecto de investigación a evaluar, en el artículo que me enviaron de una prestigiosa revista para evaluar, en que debo mandar cuanto antes el cronograma a los profesores de la Maestría en docencia Universitaria, en contactar a los jurados de tesis para el doctorado en educación, en que mañana me levantare bien temprano para trabajar en la residencia posdoctoral, en el escrito que me piden para el panel del coloquio de gestión universitaria de América del Sur, en como terminare de estructurar mi exposición para el congreso de docencia universitaria del jueves próximo, en mis clases de grado y como darle una nueva vuelta al tema para la próxima semana.
En tanto ya di vuelta los chorizos, coloque el vacío de cerdo y la tapa de asado, e intento entremedio hacer unos llamados telefónicos.
Esta tal vez sea la editorial más informal que escribí en mi vida (seguramente me costará convencer a los editores del blog para publicarla), pero tiene un rigurosos sabor a sentirme vivo, en acción mirando un fuego que es tan intenso como mi pasión por la educación, el fuego del asado se apagara en pocas horas, mi pasión por el conocimiento y el amor a compartir el aula con mis alumnos, se apagara el día que se apague mi vida.
Hoy no hago citas, no describo la vida universitaria entre sus muros, solo comparto con ustedes un momento, distendido, pero siempre pensando en la academia, siempre referenciando que en cada acto humano va en juego todo lo que somos, el homo faber, el homo academicus (hermosísima obra de pirre bourdieu), el homo sapiens, el homo politicus, el homo que se hominiza educándose.
Es mui interesante su reflexion mi Maestro tenemos que mirar el fuego par sentir su magia qui encandece nuestros pensamientos e así hay una sinergia intelectual.
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querido Carlos gracias por tu palabras, siempre es bueno poder pensar entre todos
un gran abrazo
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